La fé como expresión cultural y el respeto de algunos pocos como deuda pendiente

Locales23/09/2025Andres IbarraAndres Ibarra
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Crece la devoción a la Virgen en septiembre y se multiplican las celebraciones en Orán

La devoción a la Virgen en septiembre crece cada vez más y con ello sus diversas celebraciones, tradición profundamente arraigada en Bolivia. La Virgen es allí una figura de gran veneración y, dada la cercanía geográfica con nuestra región, el fuerte impacto cultural boliviano y la necesidad de muchas personas de aferrarse a la fe, éstas manifestaciones han encontrado eco también en Orán, donde tanto extranjeros como locales multiplican sus expresiones religiosas.

Se trata de una devoción que combina la fe católica con tradiciones indígenas, celebrada con gran fervor en Bolivia desde agosto y que se extiende a lo largo de septiembre. Bailes típicos, bandas musicales y demostraciones de fé forman parte del paisaje oranense, donde ya no sorprende ver por las calles caporales, tinkus y morenadas, con personas que danzan para la “mamita” en cumplimiento de promesas o en busca de favores. Estas expresiones generan, en ocasiones, demoras en la circulación vehicular y cierto malestar vecinal. A ello se suma el uso de pirotecnia sonora, fuertemente cuestionada por su impacto negativo en niños con autismo, adultos mayores y mascotas.

En este punto urge encontrar un equilibrio que permita vivir la fe sin poner en riesgo a los más vulnerables.

Tras la celebración de misas en distintas capillas, los devotos parten en procesión al ritmo de grupos musicales bolivianos, danzando y celebrando a la Virgen con fervor. Sin embargo, también se registraron episodios lamentables: una vecina relató que, al regreso de una celebración religiosa, algunos bailarines fueron agredidos con piedras por residentes de la zona. Otra mujer comentó que, en un barrio de la zona sur, la propietaria de una vivienda salió de la misma, exclusivamente para arrojar un balde de agua sobre los danzantes y los fieles que acompañaban la procesión, desluciendo una manifestación de fé que para muchos constituye un momento de esperanza y unión.

La fe mueve a los pueblos, pero también exige respeto y convivencia. Orán, tierra de culturas diversas, merece que las celebraciones religiosas se vivan con libertad, paz y solidaridad.

Imagen Ilustrativa 

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