

Provocando shock en todo el mundo, esta mañana el Vaticano anunció la muerte del papa Francisco, a las 7.35 de la mañana. “Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro santo Padre Francisco”, anunció el cardenal estadounidense Kevin Farrell, camerlengo de la Santa Sede y el encargado de administrar la sede vacante.
El domingo, el Papa había vuelto a hacerse presente cuando reapareció para impartir con esfuerzo la bendición pascual “urbi et orbi”, a la ciudad y al mundo para luego saludar a las 35.000 personas presentes dando una vuelta en papamóvil. Esto había sucedido luego de una Semana Santa en la que por primera vez en su pontificado se vio obligado a delegar a otros cardenales los principales ritos y a limitar su presencia debido a su convalecencia.
El pontífice argentino murió en su residencia de la Casa Santa Marta del Vaticano, en un lunes de Pascua signado por el luto para el mundo católico. Tenía 88 años y sus últimos días estuvieron marcados por un progresivo deterioro de su salud, que incluyó dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda en horas recientes, según informó oficialmente el Vaticano.
La Santa Sede detalló que esos episodios fueron provocados por una importante acumulación de mucosidad endobronquial. El cuadro se agravó desde su internación el pasado 14 de febrero, cuando fue hospitalizado con una neumonía bilateral que derivó en crisis respiratorias, insuficiencia renal y una infección polimicrobiana. Durante ese tiempo, recibió transfusiones de sangre por anemia y asistencia respiratoria con oxígeno.
El cardenal Farrell destacó en un comunicado que “toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia” y subrayó su compromiso con los sectores más vulnerables. “Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino”, expresó.


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